
¿Qué podemos aprender del sistema educativo finlandés?
Alejandra Carmona, Co-Ceo de Grupo Educación y Patricia Ganem, Fundadora y Directora general de Grupo Loga, nos cuentan lo que observaron y aprendieron en una experiencia inmersiva en las escuelas de Finlandia. ¿Por qué es exitoso su sistema? ¿Cómo diseñan el curriculum? ¿Qué roles juegan docentes, padres de familia, directivos y empresas en la construcción del conocimiento? ¿Qué podemos aprender y replicar?
En Finlandia, la educación no es un esfuerzo aislado: es parte de una visión de país. Desde que lograron su independencia, los finlandeses tomaron decisiones colectivas sobre el modelo de sociedad que querían construir. El resultado: un sistema articulado donde educación, salud, economía y vida familiar funcionan como un engranaje que genera algo fundamental: ciudadanos responsables y felices.
Todo está conectado:
El sistema educativo no camina por su cuenta. Es parte de un tejido social en el que participan activamente las familias, los maestros, los directores, las autoridades locales y hasta las empresas. Lo que se enseña en la escuela dialoga con los valores comunitarios y con el objetivo de construir bienestar compartido.
Autonomía desde la primera infancia:
Desde los primeros grados escolares, los estudiantes finlandeses participan en actividades que desarrollan su autonomía: cocinan, cosen, hacen carpintería, venden lo que producen, y aprenden sobre finanzas y trabajo colaborativo. Todo esto se traduce en habilidades para la vida adulta.
El currículo como guía, no como camisa de fuerza:
Hay un currículo nacional con valores clave —el primero: la singularidad de cada estudiante—, pero cada municipio y cada escuela puede adaptarlo a su contexto. Esto da lugar a un sistema flexible, que respeta la identidad local y las necesidades reales de los alumnos.
Educación para la inclusión y la colectividad:
El sistema finlandés respeta profundamente la individualidad, pero siempre con la mirada puesta en el bien común. La diversidad (más de 30 lenguas en una sola escuela) es valorada y gestionada con estrategias colaborativas entre la escuela y otros sectores como salud o asistencia social.
El papel de los docentes y directivos:
Los directores no fiscalizan a los maestros, los acompañan. No reciben planeaciones, sino que están pendientes del avance de los alumnos, gestionan recursos y apoyan el funcionamiento de la escuela. Los docentes, por su parte, gozan de una gran autonomía profesional.
Las bibliotecas escolares son de todos:
Las escuelas abren sus bibliotecas a la comunidad, y cualquier persona puede tomar un libro prestado. La confianza, el acceso al conocimiento y la participación ciudadana son principios fundamentales.
La evaluación no castiga, orienta:
Aunque Finlandia tiene buenos resultados en PISA, esta prueba no define el rumbo del sistema. Se evalúa para mejorar, no para sancionar.
Un sistema centrado en el bienestar:
Todo gira alrededor del bienestar de niñas, niños y jóvenes. Cuando un alumno deja de asistir a la escuela, interviene toda la comunidad para acompañarlo, entender lo que le ocurre y asegurar que no pierda el aprendizaje.