Panel | Educar agentes de cambios y visionarios | National Geographic
En HABLA SUMMIT 2025 naturaleza y educación convergieron para recordarnos que todos somos responsables del mundo en que vivimos y de la transformación que necesitamos. Para ello tenemos que sumar esfuerzos y hacerlo en comunidad. Andrés Cardona, explorador, artista y cronista de la Amazonia, Martín del Río, comunicador y creador de espacios como Ladera Sur y Santiago Wild y Gael Almeida, directora ejecutiva de National Geographic Society para Latinoamérica participaron en este panel sobre educar agentes de cambio.
Esta panel abrió HABLA Summit 2025. El amor y el compromiso hacía la naturaleza fue el punto de partida para repensar quiénes somos y cómo queremos habitar el planeta. Los ponentes, Martín del Río y Andrés Cardona, dos voces clave de National Geographic, conversaron con Gael Almeida, directora ejecutiva para Latinoamérica de National Geographic Society.
La conversación giró en torno a una pregunta profunda: ¿cómo contamos historias que despierten asombro y esperanza en vez de miedo y resignación?
Gael recordó que National Geographic Society lleva más de 137 años combinando exploración y ciencia con storytelling. Desde sus inicios, han contado historias que inspiran a millones de personas a proteger las maravillas del mundo.
En los últimos años, dijo, se sumó un tercer pilar fundamental: la educación para que más personas —especialmente niñas, niños y jóvenes— puedan verse como parte de la solución.
De la catástrofe a la esperanza
Tanto Martín como Andrés coincidieron en algo: la narrativa ambiental dominante ha sido, durante décadas, la del colapso. Cambio climático, deforestación, pérdida de especies, desastres… Una realidad innegable, pero que, contada solo desde el miedo, paraliza más de lo que moviliza.
Martín, fundador de la plataforma Ladera Sur y del Festival Santiago Wild, compartió cómo su trabajo busca sacar la naturaleza de los nichos especializados y llevarla a la primera plana. Contó que, especialmente después de la pandemia, ha visto crecer una necesidad colectiva de reconectar con los cerros, bosques, ríos y parques cercanos.
Su propuesta es hablar de naturaleza desde la esperanza, sin negar la magnitud de la crisis, pero comunicando ejemplos que demuestren que la acción colectiva tiene impacto.
A través de Ladera Sur, el festival Santiago Wild, laboratorios audiovisuales y un fondo para filmmakers andinos, Martín ha impulsado espacios donde creadores de toda América Latina puedan contar historias locales, con sus propias miradas, músicas y narrativas.
La Amazonía contada desde adentro
Por su parte, el fotógrafo colombiano Andrés Cardona trabaja en la Amazonía, especialmente en la región de Caquetá donde s ha dedicado a devolver la voz a las comunidades que habitan los territorios.
Durante años, explicó, la Amazonía fue narrada casi siempre desde afuera. Hoy, a través de su organización Beats Projects, impulsa procesos de formación para que jóvenes indígenas, mestizos, colonos y afrodescendientes aprendan a usar la cámara, el sonido y la imagen para contar sus propias historias.
Uno de esos procesos son los Talleres de la Memoria, donde niñas y niños trabajan con los relatos de sus abuelos, sus lenguas, sus rituales, la chagra, la yuca, la coca, el tabaco, la relación espiritual con la tierra. la intención es reconocer que esa memoria es conocimiento y es también educación ambiental.
Andrés también habló de la maloca, ese espacio que es casa, universidad, templo y asamblea al mismo tiempo. Ahí, dijo, lo primero que se aprende es a escuchar. La palabra es contrato, compromiso y tejido social. Recuperar el valor de la palabra y del círculo de diálogo es, para él, una lección que el mundo occidental necesita para replantear su relación con la naturaleza.
Pasar de espectadores a actores: ciencia ciudadana y acción cotidiana
En la parte final de la conversación, surgió una pregunta práctica: ¿qué se puede hacer desde una ciudad como Ciudad de México o Santiago para acercarse a la naturaleza?
Gael compartió el ejemplo de iNaturalist/Naturalista, una app que permite registrar especies en cualquier lugar: un insecto en el jardín, un árbol en Chapultepec, un ave en la ventana. Esas observaciones, hechas por ciudadanos comunes, se convierten en datos valiosos para la ciencia.
Martín, por su parte, habló de la importancia de las pequeñas acciones personales —reducir, reutilizar, reciclar, compostar—, pero también de sumarse a colectivos, iniciativas locales y proyectos comunitarios. Y recordó algo importante: en toda América Latina, debajo de cada piedra hay un grupo de personas organizándose para hacer las cosas distinto. Andrés completó la idea insistiendo en: conocer el lugar donde vivimos y dejarse sorprender.
Infancias, experiencias y futuro
Para cerrar, Gael les preguntó cómo veían el futuro de la educación ligada a la sostenibilidad.
Martín respondió que la experiencia directa con la naturaleza es insustituible. Casi todas las personas, dijo, recuerdan algún momento transformador al aire libre: una playa con la abuela, una excursión con los scouts, una caminata en el bosque. Su invitación es llevar a niñas, niños y adolescentes a la naturaleza y dejar que esa experiencia los marque.
Andrés cerró con una reflexión sobre el papel histórico de la educación:
“La educación ha acompañado al ser humano desde sus inicios. Si no hubiera educación, no seríamos sociedad. Ahí está el secreto para que las nuevas generaciones puedan generar un cambio real en un planeta finito”.





