
La educación es fundamental, especialmente en América Latina, donde la pandemia ha exacerbado la brecha educativa debido a la falta de acceso a la tecnología para clases remotas. Esto ha llevado a una situación preocupante donde el 80% de los niños no alcanzan el estándar internacional de comprensión de texto. Además, muchos gobiernos están debilitando la calidad educativa al desvalorizar las evaluaciones y la participación en pruebas internacionales como PISA.
Enseñar habilidades socioemocionales, mejorar la calidad educativa y enfocarse en carreras STEM es crucial para la competitividad. Finlandia, por ejemplo, es un líder mundial en educación, y su secreto radica en la calidad de los maestros, quienes son altamente calificados y bien remunerados.
Es necesario establecer una cultura de rigor educativo mientras se promueve el bienestar socioemocional de los estudiantes. Esto se ilustra en ejemplos como las clases de felicidad en Nueva Delhi, donde los niños aprenden mindfulness, tolerancia al fracaso, trabajo en equipo y valores cívicos y morales a través de un currículo diseñado para aumentar la felicidad y el rendimiento académico.
La clave para mejorar la educación es encontrar un equilibrio entre el rigor académico y el bienestar socioemocional de los estudiantes, reconociendo que los niños felices aprenden mejor.