Cómo mantener el interés de los estudiantes durante clases largas
En un mundo donde las distracciones abundan, ofrecer clases estructuradas y dinámicas es clave para formar estudiantes activos, curiosos y comprometidos con su propio proceso educativo.
En los últimos años, la capacidad de concentración de las y los estudiantes ha disminuido de forma notable. Diversos estudios señalan que un niño puede mantener la atención por un número de minutos equivalente a multiplicar su edad por dos o tres. Así, para jóvenes de secundaria, enfocarse más allá de 30 minutos se convierte en un verdadero reto. Ante clases de hasta 88 minutos, como en algunas escuelas, resulta imprescindible diseñar estrategias que ayuden a mantener el interés y la participación activa del alumnado.
Una de las técnicas sugeridas para sostener la atención es la liberación gradual de la responsabilidad. Este enfoque consiste en dividir la clase en tres momentos: instrucción directa ("yo hago"), trabajo en grupo ("nosotros hacemos") y trabajo independiente ("ustedes hacen"). Al fragmentar la clase de esta manera, se logra variar el ritmo y las dinámicas, lo que favorece la concentración.
Durante la instrucción directa, es importante evitar clases magistrales prolongadas. En su lugar, se recomienda alternar métodos como proyectar breves videos educativos —por ejemplo, una charla TED de cinco minutos— y promover el diálogo con preguntas orientadoras. Esta variedad no solo despierta el interés, sino que convierte a los estudiantes en protagonistas de su aprendizaje.

En la fase de trabajo en grupo, la clave es fomentar la interacción social. Actividades como juegos de vocabulario, dinámicas de roles o debates en pequeños equipos permiten que los estudiantes practiquen habilidades de manera lúdica y significativa. Además, se sugiere ofrecer opciones creativas para que conecten personalmente con los contenidos, ya sea a través del arte, la música o la escritura, lo que fortalece su sentido de pertenencia al grupo y al tema.
Finalmente, el trabajo independiente ofrece a cada estudiante la oportunidad de demostrar su comprensión. Para mantener el dinamismo, se recomienda incorporar movimiento, como actividades que impliquen caminar por el aula o cambiar de espacio. Además, usar formatos variados de evaluación —desde respuestas escritas hasta creaciones visuales— permite atender diferentes estilos de aprendizaje.
Reflexionando sobre estos métodos, queda claro que sostener la atención durante periodos prolongados no implica únicamente “llenar” el tiempo, sino construir experiencias de aprendizaje variadas, significativas y participativas.