Impulsando la educación ambiental para combatir el cambio climático
La educación ambiental es en una herramienta crucial en las escuelas para promover la conciencia y acción ambiental entre los estudiantes, preparándolos para enfrentar y mitigar los retos del cambio climático.

La educación ambiental
Las instituciones educativas desempeñan un papel crucial en la formación de conciencia ambiental y actitudes pro-ambientales. Los resultados de PISA 2018 indican que el 78% de los estudiantes de los países de la OCDE considera que proteger el medio ambiente es de suma importancia, pero no todos los estudiantes tienen conocimientos básicos sobre cambio climático y calentamiento global.
Además de la formación académica en el tema, es fundamental impulsar comportamientos y acciones concretas en los jóvenes, ya que la conciencia ambiental por sí sola no garantiza mejoras. Estudios demuestran que aquellos estudiantes con mayor conciencia ambiental están más dispuestos a aceptar cambios políticos y sociales para proteger el medio ambiente. Además, los resultados de PISA han identificado un fuerte vínculo entre el desempeño en la ciencia, la conciencia medio ambiental y las actitudes pro-ambientales.
Hay tres áreas de acción que son clave para apoyar la mitigación y adaptación al cambio climático en todos los niveles educativos: pedagogía, consecución y alianzas.
Pedagogía ambiental
Además de aprender sobre los efectos del cambio climático y el calentamiento global, los estudiantes deben saber qué medidas pueden tomar y cómo hacerlo, Frisk y Larson (2011) proponen cuatro categorías de conocimiento:
- Declarativa: la comprensión científica y técnica de las interacciones socioecológicas, reduce los conceptos erróneos y la desinformación.
- Procedimiento: comprender cómo realizar acciones particulares, tales como reciclar o abogar por la protección del medio ambiente.
- Eficacia: comprender los vínculos entre las acciones y sus consecuencias, y los resultados positivos o negativos que pueden tener.
Social: comprensión de los puntos de vista sociales y normas, así como su relación con el comportamiento proambiental.
Consecución Pro-Ambiental
Las instituciones educativas pueden contribuir a mitigar el cambio climático con acciones concretas que disminuyan su huella de carbono. Hay cuatro áreas en particular donde se podría lograr un alto impacto positivo (Comisión Europea, 2016):
- Edificios: diseñar instalaciones que utilicen la energía y el agua de manera eficiente, e incorporen sistemas de energías renovables.
- Alimentos: considerar la huella que dejan los alimentos, incluyendo la producción, el embalaje y el transporte; así como la mitigación del desperdicio de alimentos.
- Transporte: promover un transporte escolar limpio, desde la adquisición de autobuses más ecológicos hasta el ciclismo.
Productos que utilizan energía: adquisición de equipos de bajo consumo, como iluminación o mantener los aparatos electrónicos apagados cuando no están en uso.
Alianzas pro-ambientales
La colaboración entre instituciones educativas y sus comunidades, incluidas la administración pública, empresas y sociedad civil, puede establecerse mediante formas institucionalizadas de trabajo conjunto. Estas asociaciones pueden tener diferentes objetivos, como mejorar la oferta de actividades extracurriculares para integrar el aprendizaje académico con el servicio comunitario a través de un enfoque de aprendizaje-servicio.
Estas colaboraciones pueden alcanzar diversos propósitos, como fortalecer y potenciar los esfuerzos relacionados con las prácticas de aprendizaje además de fortalecer los lazos sociales en las comunidades para beneficio del medio ambiente.
