Cómo enseñar a estudiantes de primaria a evaluar información online
Saber evaluar la información disponible en línea es una competencia fundamental tanto para su desempeño académico actual como para su formación como ciudadanos del futuro.
En la actualidad, internet está profundamente entrelazado con la vida de niñas y niños. Desde hacer tareas hasta interactuar con el mundo, el entorno digital es una extensión natural de su aprendizaje y socialización. Por eso, formar estudiantes capaces de moverse con criterio en este mundo interconectado es tan importante como enseñarles a leer o sumar. Evaluar información en línea es una habilidad clave para su presente escolar y su futuro ciudadano.
Una estrategia efectiva para abordar este reto es comenzar el año escolar sentando las bases de la ciudadanía digital. Las y los docentes pueden apoyarse en recursos como Common Sense Education para impartir mini lecciones sobre temas clave como seguridad en línea, derechos de autor, redes sociales, alfabetización en inteligencia artificial (IA) y, sobre todo, cómo identificar información falsa o sesgada. Estas clases no deben limitarse al inicio del curso; se pueden retomar y reforzar a lo largo del año, según las necesidades de los grupos.

Una actividad especialmente potente consiste en presentar a los estudiantes un sitio web falso —como el del supuesto “pulpo arborícola del Pacífico Noroeste”— durante una unidad de investigación. El objetivo es que el alumnado recopile datos, sin saber que se trata de una especie inventada. Cuando finalmente se revela la verdad, se analizan en conjunto las pistas que indicaban que la página no era confiable. Esta experiencia genera sorpresa y risa, pero también reflexión: enseña de forma memorable que no todo lo que está en internet es verdadero.
También es útil enseñar a reconocer el sesgo en las imágenes generadas por IA. Al usar herramientas como Adobe Express para crear carteles sobre hábitos académicos, los estudiantes descubren las limitaciones de los modelos de IA. Observan, por ejemplo, que las imágenes generadas presentan representaciones poco diversas o errores evidentes como lápices con dos puntas. Estas fallas abren la puerta a conversaciones sobre representaciones justas y la necesidad de cuestionar lo que vemos, incluso cuando parece bien hecho.
Otra herramienta poderosa es el uso de chatbots en actividades escolares. Cuando un asistente de IA no detecta correctamente una tesis ya escrita o repite información sin agregar valor, el profesorado puede guiar a su grupo a distinguir entre respuestas útiles y las que deben tomarse con cautela.
En una era de sobreinformación, donde el contenido erróneo puede radicalizar a jóvenes —como ha ocurrido con el reclutamiento del Estado Islámico o los casos que muestra la serie Adolescencia de Netflix—, enseñar pensamiento crítico desde primaria no es opcional: es urgente. Formar mentes que cuestionan, analizan y verifican es una de las tareas más importantes de nuestra educación actual.