Cómo crear un sistema de apoyo escolar efectivo en secundaria
Una buena estrategia para este nivel educativo es el Sistema de Apoyo de Múltiples Niveles (SAMN), que considera que el aprendizaje académico depende también del bienestar emocional y conductual del estudiante.
Los sistemas de apoyo en las escuelas son estructuras diseñadas para atender de forma integral las necesidades académicas, emocionales, sociales y conductuales del alumnado. En el caso de los estudiantes de secundaria, establecer estos sistemas es aún más urgente. La adolescencia es una etapa de profundas transformaciones físicas, cognitivas y emocionales; los estudiantes están en pleno proceso de redefinirse, lo que los vuelve especialmente propensos a cometer errores y enfrentar barreras en su aprendizaje.
Un enfoque ideal para este nivel educativo es el Sistema de Apoyo de Múltiples Niveles (SAMN). Este modelo parte del reconocimiento de que el desempeño académico está estrechamente relacionado con el bienestar socioemocional y conductual de los estudiantes. Además, promueve la participación de todos los adultos en el entorno escolar, desde docentes hasta orientadores, en la tarea de apoyar a cada estudiante según sus necesidades específicas.

Implementar un SAMN efectivo en secundaria requiere superar ciertos desafíos estructurales. A diferencia de la primaria, donde un solo docente gestiona a su grupo, en secundaria los estudiantes cambian de materia y profesor constantemente, lo que complica la coordinación. Por eso, algunas escuelas han adoptado espacios como el tiempo WIN (Lo que Necesito), en el que los alumnos acceden al apoyo que más requieren, ya sea académico o emocional. Esto implica adaptar los horarios y crear mecanismos de asignación flexibles basados en datos reales.
Las escuelas exitosas también promueven la participación estudiantil en la toma de decisiones, desde comités hasta paneles de entrevistas, fortaleciendo así su sentido de pertenencia. Otro elemento esencial son las evaluaciones: no basta con aplicar pruebas estandarizadas. También es clave utilizar portafolios, proyectos de aprendizaje-servicio o propuestas basadas en la indagación, que capturan mejor el progreso y las habilidades reales de los estudiantes.
Asimismo, los docentes deben colaborar más allá de sus asignaturas, especialmente en las intervenciones académicas. No todos los apoyos pueden recaer en especialistas; los maestros de aula tienen un rol fundamental para que el sistema funcione. Las decisiones deben tomarse en comunidad, con planificación, pruebas piloto y disposición al ajuste.
Crear un sistema de apoyo para estudiantes de secundaria exige esfuerzo conjunto, empatía y comprensión de esta etapa tan particular. Pero vale la pena: un entorno que entiende y responde a las necesidades de sus adolescentes no solo mejora los resultados académicos, también construye vínculos y fortalece la autoestima. A veces, un gesto tan simple como una sonrisa puede ser el primer paso hacia el éxito escolar.