10 estrategias probadas para calmar clases agitadas de secundaria
Enseñar en secundaria es un reto diario: la energía adolescente puede elevarse en segundos y transformar un aula tranquila en un torbellino de ruido. En esta primera entrega, te compartimos cinco técnicas altamente efectivas para calmar clases agitadas, utilizadas con éxito por docentes de todo el mundo.
Quienes trabajan dando clases a estudiantes de secundaria saben que la combinación de crecimiento cognitivo, necesidad de aceptación social y emociones intensas que definen a esta edad, puede hacer que incluso pequeños contratiempos generen caos. Por eso, contar con estrategias efectivas para recuperar la calma no solo es útil: es esencial.
Las siguientes estrategias ayudan a mantener el control sin necesidad de gritos o sanciones excesivas, y construyen una cultura de respeto en el aula.

1. “Si me oyes…”: llamada a la acción con sorpresa
Una estrategia sencilla y efectiva consiste en frases como: “Si me oyes, ponte la mano en la cabeza” o “si me oyes, date un abrazo fuerte”. Este tipo de indicaciones inesperadas despiertan la curiosidad y logran captar la atención sin confrontación. El objetivo es interrumpir el ruido con un momento lúdico, lo que convierte al silencio en un juego compartido.
2. Cuenta regresiva respetuosa
Contar en reversa permite a los estudiantes cerrar una conversación o actividad sin sentirse abruptamente interrumpidos. Frases como “En 5, 4, 3, 2, 1…” dan tiempo y establecen una expectativa clara. El tono debe ser firme pero amable, y con práctica, los estudiantes aprenden a asociar esa cuenta con el momento de enfocarse.
3. Narración positiva
Destacar las conductas adecuadas en lugar de señalar los errores puede cambiar el ambiente del aula rápidamente. Elogiar con frases como “Gracias, estudiante X, por mirar hacia el frente” o “Qué rápido te preparaste, estudiante Y”, genera un efecto de imitación entre compañeros. El reconocimiento se convierte en una herramienta para alinear al grupo.
4. Señalización del tiempo y la dinámica
Explicar cuánto durará una actividad en silencio y qué viene después puede marcar una gran diferencia. Por ejemplo: “Necesito diez minutos de atención y luego trabajarán en equipos”. Esta claridad reduce la ansiedad, ayuda a administrar la energía del grupo y da estructura al tiempo, lo que favorece la concentración.
5. Silencio repentino y mirada estratégica
Simplemente quedarse en silencio, acompañado de una mirada firme, puede ser muy poderoso. Este gesto rompe con el patrón habitual de ruido y transmite una señal clara: “Ahora es momento de escuchar”. Algunos docentes lo combinan con apagar las luces o sentarse visiblemente, lo cual incrementa el impacto.
Estas cinco estrategias no buscan imponer control autoritario, sino construir un ambiente de respeto mutuo. Al practicarlas, los docentes enseñan a sus estudiantes a autorregularse y a valorar el silencio como una herramienta de trabajo compartido. En la segunda entrega, conoceremos otras cinco estrategias igualmente efectivas, incluyendo señales visuales, creatividad y el poder de la cercanía.
¿Quieres seguir aprendiendo cómo lograr una clase tranquila y enfocada? No te pierdas la segunda parte con más estrategias prácticas para docentes de secundaria.