El aprendizaje a lo largo de toda la vida es clave para navegar en un mundo en constante cambio
En un mundo donde el conocimiento está en constante evolución, el concepto de aprendizaje a lo largo de toda la vida propone una transformación radical en la educación, extendiéndola más allá de las aulas tradicionales hacia un proceso continuo en todos los entornos de vida.
Los métodos tradicionales en los que el docente era poseedor del conocimiento y se dedicaba a dictar la clase, obligando a los estudiantes a memorizar ese conocimiento y repetir lo que se les decía sin oportunidad de discernimiento, réplica o profundización, ya no son efectivos. “En el pasado esto tenía sentido, porque la información escaseaba e incluso el lento goteo de la información existente era repetidamente bloqueado por la censura” (Yuval Noah Harari, 2018).
En un mundo conectado y en constante transformación, la capacidad que tienen las personas de actualizar sus aprendizajes y competencias a lo largo de la vida es uno de los insumos más importantes que tiene un país para enfrentar las exigencias actuales y futuras. En ese sentido, la educación y el desarrollo no son procesos estáticos, sino dinámicos y en constante evolución, por lo que requieren de un compromiso continuo con el aprendizaje, la adaptación y la innovación.
El concepto de Aprendizaje a lo Largo de Toda la Vida (ALTV) promovido por la UNESCO (2020), parte de reconocer que las personas aprendemos siempre, a lo largo de la vida –desde el nacimiento hasta la muerte– y a lo ancho de la vida en diferentes entornos de aprendizaje –formales e informales–. Por lo tanto, hay aprendizaje dentro y fuera del salón de clases y toda edad es buena para aprender. El ALTV es un llamado a una transformación profunda en nuestra percepción de la educación. Implica entender que el aprendizaje es un proceso continuo que se desarrolla en todos los rincones de la vida, sin importar la edad ni el lugar. Esta noción nos desafía a superar la visión tradicional de la educación centrada únicamente en las aulas y a reconocer que todos somos capaces de aprender y contribuir al proceso de aprendizaje de los demás.
Una de las ideas fundamentales aquí es que el aprendizaje no se limita a contextos formales, como escuelas o universidades. Se extiende a los espacios cotidianos, como la familia, la comunidad y el lugar de trabajo. Esta perspectiva nos insta a valorar y aprovechar todas las oportunidades de aprendizaje que nos rodean y a comprender que la educación es una responsabilidad compartida que involucra a toda la sociedad.
El enfoque en la interculturalidad y la inclusión de diversas cosmovisiones y sistemas de conocimiento subraya la importancia de la diversidad en el proceso educativo. Al reconocer y respetar diferentes perspectivas, podemos enriquecer nuestro entendimiento del mundo y promover un aprendizaje intergeneracional e intercultural que aproveche la experiencia de muchos.
En última instancia, la idea central del ALTV nos llama a adoptar una mentalidad de aprendizaje constante, a desaprender lo que ya no sirve y a abrazar la idea de aprender a aprender. Para ello, es esencial que las instituciones educativas y las comunidades se conviertan en “comunidades de aprendizaje”, donde todos contribuyan al crecimiento y desarrollo de los demás, construyendo así una “Sociedad del Aprendizaje” más inclusiva y resiliente en el siglo XXI.
“El Aprendizaje a lo Largo de Toda la Vida es más que educación de adultos. Es más que educación y capacitación técnica y vocacional. Tiene que ver con qué clase de sociedad necesitamos para un futuro mejor”
(Irina Bokova, ex-Directora General de la UNESCO)