La historia de 3 estudiantes que dejaron sus teléfonos
Como parte de un proyecto de la BBC que analiza los hábitos de los jóvenes con sus teléfonos inteligentes, 10 estudiantes de la Escuela Técnica Universitaria Media City, en Salford, Inglaterra acordaron desintoxicarse de sus dispositivos y esto fue lo que pasó.
10 jóvenes en Inglaterra decidieron participar en un estudio que realizó la BBC para analizar la relación de los adolescentes con sus teléfonos inteligentes. Se les pidió reemplazar dispositivos, con acceso absoluto a redes sociales, por unos básicos que solo permiten hacer llamadas y enviar mensajes de texto.
Para una generación que ha crecido con la tecnología, y que utiliza internet para todo, 5 días parecía una eternidad, ya que mucha de su interacción social depende de las redes sociales. Se comunican principalmente a través de Snapchat o Facetime, utilizan Google Maps para moverse y constantemente escuchan música en streaming, ¿Cuántos aspectos de la vida dependen de sus móviles? Más de lo que quisiéramos creer, por esto no resulta raro que el número de horas que pasan con la mirada clavada en la pantalla, genera una obsesión.
Según un estudio de la Universidad de Harvard, el uso de las redes sociales y otras plataformas estimula la misma región del cerebro que se activa cuando se toma una sustancia adictiva, por lo tanto, dejarlas o “desintoxicarse digitalmente” provoca una especie de síndrome de abstinencia. El sentimiento más común entre los participantes del estudio fue la angustia por perderse de algo. Esto se conoce como FOMO, (Fear Of Missing Out) y es la sensación de que en alguna parte, más puntualmente, en alguna parte de las redes sociales, está sucediendo algo tan, pero tan interesante que resulta fatal quedar fuera de eso, perdérselo.
La historia de Will
Kristian Johnson, periodista de investigación de la BBC, monitoreó a algunos de los participantes y esto fue lo que encontró:
Will dedica más de ocho horas al día a ver su teléfono. Esto ha hecho que olvide una de sus actividades favoritas: andar en bicicleta. Antes, cuando era más pequeño, daba largos paseos en su bici al salir de la escuela, hoy dedica ese tiempo a ver videos en Tik Tok. En una semana Will pasó 31 horas en aplicaciones de redes sociales y aunque estaba muy ansioso por tener que dejarlas, retomó la bicicleta, platicó más con los miembros de su familia y tuvo momentos muy felices dando paseos al aire libre.
La historia de Ruby
Ruby aceptó participar en el estudio porque reconoció que pasaba demasiado tiempo en su teléfono, además su mamá ya le había dicho que su relación con Tik Tok empezaba a preocuparla. Al dejar el dispositivo, con toda la ansiedad que esto implicó en un principio, Ruby ha retomado la relación con su madre, habla más con las personas de su bachillerato y se va a dormir más temprano. Además, ha conocido mejor su ciudad, se ha fijado más en el entorno que la rodea, pues sin teléfono en mano no tiene manera de activar el mapa de Google o de revisar los horarios del tranvía, por lo que ha tenido también que practicar la paciencia y la sensación de incertidumbre.
La historia de Charlie
El caso de Charlie fue diferente, a las 27 horas de estar sin teléfono entró en crisis e histeria y abandonó el experimento. “Sabía que mi teléfono estaba en el mismo edificio”, señala, pero no saber si alguien estaba tratando de comunicarse conmigo y no poder estar conectada fue “realmente estresante”. Esto es el famoso FOMO, una angustia que muchos jóvenes experimentan.
Adicción al internet
Un estudio publicado por la revista PLOS Mental Health, encontró que los adolescentes con adicción a internet tienen alteraciones en las regiones del cerebro que controlan la atención, la memoria y los impulsos. Estas alteraciones sugieren que esta adicción podría dificultar la realización de tareas que requieren estas funciones, tareas como aprender o tener una trayectoria educativa satisfactoria, además, podría también afectar el desarrollo y bienestar de los adolescentes, deteriorar su salud mental y provocar una desconexión de su entorno, aislamiento y depresión.
Además de este experimento de desintoxicación, la BBC realizó una encuesta entre 2.000 jóvenes de entre 13 y 18 años. Se les preguntó sobre varios aspectos de sus vidas, incluyendo su salud mental y sus hábitos con los teléfonos inteligentes. El sondeo lo realizó la empresa encuestadora Survation y esto fue lo que encontró:
El 23% está de acuerdo que se deben prohibir los teléfonos inteligentes a los menores de 16 años.
El 35% cree que las redes sociales deben ser prohibidas a los menores de 16 años.
El 50% dice que no tener sus teléfonos inteligentes los hace sentir ansiosos. El año pasado la cifra fue un poco más alta (56%).
¿Cómo prevenir la adicción a internet en los adolescentes?
Limita, desde edades tempranas, el tiempo que pasan los niños frente a las pantallas.
Anímalo a realizar otras actividades.
Habla con él sobre los riesgos de la adicción a las redes sociales.
Busca ayuda profesional si la necesitas.